lunes, 30 de mayo de 2016

LA VIRGEN DEL APOCALIPSIS RECOMIENDA ORACIONES PODEROSAS DE LIBERACIÓN, SANACIÓN Y PROTECCIÓN.

A LOS GUERREROS DEL “EJÉRCITO MARIANO” Y LOS FIELES SEGUIDORES DE LA VIRGEN MARÍA DE GUADALUPE PARA ESTE FINAL DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS.


Este final de los Últimos Tiempos, que no es el final del Mundo, pero que sí se caracteriza por una serie de fenómenos y situaciones graves y dolorosas en todos los órdenes de la Humanidad, se ha podido ver a todas luces, el cumplimiento de lo que estaba profetizado, en mucho, tanto en el Antiguo Testamento, con profetas como Daniel, como en el Nuevo Testamento, incluyendo los Evangelios, y varios libros intermedios hasta el Apocalipsis de San Juan que precisa de manera más amplia y definida la crisis que está viviendo la Iglesia y el Mundo.

Los demonios saben que les queda poco tiempo para llevarse almas al infierno, donde ya no hay salida y se sufre intensísimamente por los siglos, instante a instante.

El Cielo, es decir, las Divinas Personas con la Santísima Virgen, a quien han enviado como Su Mensajera, Medianera de todas las Gracias y Reina de los Profetas, nos han dado avisos, advertencias, instrucciones, recomendaciones, ruegos, exhortaciones y entre otros excelentes recursos espirituales, Revelaciones y Profecías en tiempos más recientes. Y hace aproximadamente doscientos años, a través de las Visiones y Revelaciones concedidas a la Venerable Anna Catalina Emmerich, monja capuchina estigmatizada, entre muchas otras revelaciones, la misma Virgen María se ha aparecido en distintos países del Mundo trayéndonos los Mensajes y Avisos del Cielo de lo que sucedería en caso de omitir sus advertencias, hacer oídos sordos, negar su realidad y hasta burlarse de sus amorosas revelaciones para cuidar a Sus hijos, llamándonos a la conversión, a la oración y a llevar una verdadera vida espiritual sustentada en las Enseñanzas del Verbo Divino, Encarnado en el seno purísimo de la Virgen María para llegar inclusive a ser santos.

El Cielo se ha valido hasta de revelaciones y advertencias de los planes del infierno y sus sectarios, por boca y a través de los mismos demonios y almas malditas en varias series de exorcismos, desde tiempos del papa Paulo VI a quien tenían secuestrado los cardenales sectarios en la cúpula vaticana.

En México las Apariciones de la Virgen María de Guadalupe, en el Tepeyac en 1531, tiene un gran significado por la elección que hizo la Madre de Dios. El códice que presenta la Imagen de la Virgen no ha sido entendido debidamente en el contexto de la Gran Batalla que se recrudece en este final de los últimos tiempos y de la elección de éste país en que posó Sus benditos pies la Reina del Cielo y Madre de la Humanidad, a cuyos maternales cuidados nos encomendó Jesús instantes antes de entregar Su Espíritu en manos del Padre cuando lo asesinaron los judíos, los rabinos integrantes de la sinagoga infernal, misma que ahora quiere hacer morir al Cuerpo Místico de Jesús, la Iglesia de Cristo, esta es la razón del Caballo de Troya de los jerarcas infiltrados en la Cúpula Vaticana.

Son públicos los numerosísimos actos réprobos, blasfemias, herejías, abominaciones y sacrilegios cometidos por los dos últimos supuestos papas, claramente identificados como miembros de sectas y prioratos, sionistas y modernistas, de quienes nos advirtieron las Divinas Personas que llegarían a “infiltrase en la Iglesia, llegarían hasta los Más Altos Reinos de la Jerarquía en el Vaticano; y hasta la Silla de Pedro”.

·        El Tercer Secreto de Fátima y las traiciones del cardenal Ratzinger.

El Tercer Secreto de Fátima quiso ser ocultado y distorsionado por Benedicto XVI, cardenal Joseph Karl Ratzinger cuando era Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, en contubernio con otros jerarcas y clérigos al servicios de la masonería, porque de conocerse el verdadero secreto los pondría en evidencia, y los jerarcas, clérigos y fieles del mundo abrirían más los ojos para darse cuenta de que lo que estaba advertido en el capítulo 13, versículo 11 –“los Corderos (los jerarcas) que hablan como la bestia (la masonería) y que están totalmente a su servicio” – ya estaban posesionados de los más altos reinos de la jerarquía en el Vaticano y en el Mundo.

La distorsión y bloqueo del Tercer Secreto fue conjurada a espaldas del pontífice Juan Pablo II quien había dado instrucciones al cardenal Ratzinger de que se difundiera el contenido del secreto. Toda la trama se encuentra detallada en “Cronología de un Encubrimiento”.

Hay muchos, pero muchos más actos ocultos de jerarcas infiltrados de diversas sectas, de la sinagoga infernal con sus prioratos y de los dos últimos papas, uno judío y el otro pro-judío e incondicional marioneta de la plataforma de los illuminati que van a sentar al Anticristo Maitreya al frente de la Iglesia y del Gobierno Mundial que está por emerger, con actos muy dolorosos para la humanidad que sufrirá guerras, pestes, carestías, persecuciones y esclavitud bajo el más cruel Anticristo de la historia: Maitreya.

El Ejército de la Virgen María debe estar como todos los guerreros en sus ejércitos: sanos –mental y espiritualmente-, armados y preparados para estas grandes batallas que ya se dan en todo el Mundo.

Con esta finalidad, la Reina del Cielo, Virgen del Apocalipsis, ha instruido en un reconocido Cenáculo de Profetas del Ejército Mariano que Ella comanda, que se ponga al alcance de sus guerreros y grupos de oración, las Oraciones que les permitirán obtener Gracias, Bendiciones y Sanación Interior para estar en las condiciones que la Virgen requiere para ellos, a fin de no ser vencidos por los demonios y sus siervos.
Estas poderosas oraciones, que como todas las Oraciones, deben ser rezadas con fe y meditadas profundamente, son las siguientes:

ORACIÓN POR LA CURACIÓN INTERIOR
P. GABRIELE AMORTH

Señor Jesús, tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado.

Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna edad y de aquellas heridas que me los han provocado a lo largo de toda la vida. Señor Jesús, tú conoces mis problemas, los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor.

Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío. Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor, todas esas heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón divino. Ayúdame a ser humilde y benigno.

Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas. Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que tú eres la Resurrección y la Vida. Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y la muerte de tu presencia Viviente entre nosotros.
R. ¡Amén!

Oración de Renuncia y Expulsión de Espíritus malignos que afectan nuestra vida.
(Vicios, adicciones, mal carácter, pérdida de memoria, etc.)

En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o de cualquier otra adicción, de mal carácter, de falta de memoria, de falta de control y de dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia, envidia, abandono, gula, suciedad, desorden, malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa, de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de interés en la vida, de desprecio a la Eucaristía y de aborrecimiento o flojera para tener vida de oración.

En el Poderoso Nombre de Jesucristo corto, destruyo y nulifico los medios a través de los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron muñecos, veladoras, fotos, ropa, cabellos, tijeras, agujas, fetiches, entierros, amarres, maldiciones, conjuros, lo que haya sido hecho y pronunciado en mi perjuicio.

Renuncio a lo que en forma consciente o inconsciente haya yo hecho por otra persona en mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito, placeres, fama, buena suerte o pretender saber el futuro, o bien para conseguir el amor y la salud propios o ajenos, o tener dominio y control sobre personas, objetos, animales, lugares, espíritus y fuerzas de la naturaleza. Renuncio al eneagrama, al yoga, la brujería, vudú, a todo tipo de ataduras, al espíritu del mundo, al culto a la muerte y sus demonios, al falso papa o falso profeta y al anticristo Maitreya y al Buda Maitreya, ídolo de la abominación de la desolación.

Nulifico los efectos de cualquier práctica contraria al compromiso adquirido a través de mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a Jesucristo como mi único Salvador, a los Sacramentos, a la Virgen María y a la Iglesia católica. Renuncio a cualquier práctica que me incline a romper con la observancia de los Diez Mandamientos; o a toda práctica y rito oscuro que impida el ejercicio de mi sentido común, capacidad de juicio, entendimiento y voluntad.

Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya intentado sustituir el amor y la confianza de Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde el instante de mi concepción y durante mi vida en el seno materno. Renuncio al mal que me causaron por intentar abortarme: con hierbas, sustancias químicas o con objetos punzo cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo si fui dado en adopción o abandonado sin haber conocido a mis padres biológicos o a maldiciones recibidas durante mi gestación.

Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí por estas causas, la incapacidad para aceptar el amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.

Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud, el respeto y la dignidad que como templo del Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté impidiendo relacionarme con Dios, conmigo mismo (a), con mi entorno en una forma sana, tener una familia unida y un trabajo digno y bien remunerado.

Porque Jesucristo se manifestó para deshacer las obras del diablo: habiendo denunciado, renunciado y echado de mí todos los espíritus del mal, los envío atados y amordazados a los pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.

Habiendo nulificado todos los efectos, causas y consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de Jesús, para que caigan todos los bloqueos, tinieblas y barrer las que Satanás construyó a mi alrededor.

Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.

Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, el Espíritu Santo mi iluminación y la Virgen María mi Madre, porque hoy, yo (di tu nombre) les pertenezco para siempre.

A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la reparación de todas las faltas que cometí y enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.
R. Amén, amén, amén.

PLEGARIA DE LIBERACIÓN

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que nuestros hermanos y hermanas sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
1. De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos:
R. Líbranos, oh Señor.
2. Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos:
R. Líbranos, oh Señor.
3. De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos:
R. Líbranos, oh Señor.
4. De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos:
R. Líbranos, oh Señor.
5. De toda forma de desorden en la sexualidad, nosotros te rogamos:
R. Líbranos, oh Señor.
6. De la división de la familia, de toda amistad mala:
R. Líbranos, oh Señor.
7. De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos:
R. Líbranos, oh Señor.

Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mí paz os doy”, por la intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. R. ¡Amén!

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